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Expulsados del paraíso fortificado de la ciudad, desde el siglo XVIII reprodujeron en mis lomas cangrejeras la cruz abovedada de la Iglesia colonial.  En pleno siglo XX, además de la misa suntuosa en Sagrado Corazón, la gótica en Miramar, la angloparlante en Stella Maris, proliferaron los cultos protestantes, las sinagogas judías hasta fundar, antes de ayer, algún centro budista. Ocultos o domésticos, hacía más de un siglo se iban esparciendo devociones de raigambre africana. Con o sin templo, aun hoy, más laxo de fe, sigo siendo el sacerdote de deidades múltiples.

EL ÉXODO

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