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CAL Y ARENA

Detente, no des un paso más.

Si has arribado a este rincón, de aquí no sales sin alguna marca: caricia o herida.  Hace calles atrás se te cayó la cáscara del olvido. A la inocencia no hay regreso.

Todo aquel que quiso hacer de mis dominios un lugar transitorio no conocía la tierra que lo esperaba bajo el asfalto. La mañana que no despertó yo seguí aquí.

Hemos compartido —en color y letra— el asombro. Aunque partas, tu pisada seguirá en mí. Aunque nos olvides,  Cangrejos y Santurce —cal y arena— seguirán en ti.

Eso: piensa.

Luego, sigue caminando.

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